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Diáfana
Al rondar entre la voluntad, el entendimiento y la encarnación, tres conceptos que puso en juego hace algunos siglos mi amiga Hildegard von Bingen; pienso en lo importantes que son los gestos que detonan acciones intencionadas, de cara a la incertidumbre. Entiéndase el gesto como un don, cómo un regalo en el ahora, cómo una ofrenda. Acción o disposición de cosas que despiertan, que invitan, que resuenan en otras, que avivan la vida al poner en duda algo tan radical como un punto final. Así es que al revisar mis lazos con el catolicismo y lo profano, con eso que a veces, muchas veces, no comprendo, retorno a pensar las maneras en que aprendo, aprehendo. Dudo de las emociones fuertes y trato de reconocer eso que fue importante, que es suave, invisible y no ha sido necesariamente doloroso: la voz, el aire que es palabra, palabra que encarna mi cuerpo.
Me pregunto por la mística a puerta abierta, por la espiritualidad cotidiana. Distingo entre religión y espiritualidad; idea de lo espiritual y lo espiritual en el arte. Indago en la relación entre las palabras, las percepciones, las acciones. Me interesa la gráfica que es y no es letra, a veces es mueca, siempre expresión. Dibujo para incorporar conocimiento. La práctica gráfica me permite intentar conectarme con alguien, con algo, ya sea hace siglos o hoy. En espacios rituales, pedagógicos, tanto religiosos como seculares.
Agradezco la libertad del no saber, como el gran detonante de las colaboraciones. Siento alegría al estar en compañía. Reconozco el papel de la mirada, de ese pensamiento que toma forma al ritmo de las capas pictóricas. Gozo la libertad de la oralidad; percibo el difícil ruido que entra por las orejas y que al hacer parte del continuo, del entorno, invade el cuerpo. Contemplo eso que resuena adentro en voz interior y permito que se torne en forma: lo que es arquetipo, sentido común o la libertad del inconsciente.
Vale aclarar que esta exposición “individual” no pretende ser un monólogo, ni un soliloquio, es un ensayo donde se intenta reconocer que las obras presentan, representan, recuerdan, señalan, proponen, cuestionan, unen, emocionan y le dan vida a la vida.
Agradezco a Salón Comunal por acoger estas obras en proceso, objetos en trance, personas que juegan, sienten, piensan y están abiertas a transformar la percepción trabajando desde los afectos.
Carmen Elvira Brigard
Enero, 2025